Una agenda de propuestas
La agenda sobre el derecho de acceso a la cultura y el derecho de autor debe traer nuevos temas al debate público. Necesitamos leyes que protejan efectivamente a los autores, que reconozcan las ventajas que las nuevas tecnologías traen para el acceso a la cultura y que no penalicen la creatividad y el disfrute cultural. En lugar de aumentar los plazos indiscriminadamente, creemos que el debate debe incluir, entre otros temas:
– La importancia social del dominio público y el efectivo acceso al patrimonio cultural por parte de la sociedad.
– La necesidad de incluir normas que protejan realmente a los artistas y creadores, favoreciendo la equidad en los contratos de edición y distribución, y regulando los límites de la cesión de derechos hacia los productores y editores.
– La necesidad de un sistema amplio de excepciones y limitaciones al derecho de autor, en el entendido de que las excepciones actuales son insuficientes y anacrónicas. Sin un sistema de excepciones amplio, se obstruye el efectivo acceso a la cultura y se impide una gran cantidad de usos legítimos que no afectan los intereses del autor. Entre las excepciones que vale la pena debatir se pueden mencionar, entre otras:
a) La copia privada.
b) La libertad de panorama.
c) La parodia, el derecho a cita y, en general, todo otro uso justo y razonable.
d) Las excepciones para educación, investigación y archivo.
e) Las excepciones para bibliotecas.
f) Las excepciones para obras huérfanas.
g) Las excepciones para obras agotadas o indisponibles.
h) Las excepciones para personas con discapacidades.
– El reconocimiento de prácticas socialmente aceptadas que se hacen cada vez más comunes con las tecnologías digitales, como la compartición de cultura entre pares sin fines de lucro y la reutilización parcial de obras para la creación de nuevas obras enteramente originales, que son la base de las prácticas de remix y mashup.
– La revisión de las infracciones estipuladas en la ley, que por su alcance indiscriminado, hoy en día convierten en ilegales actividades tan comunes como copiar canciones a un reproductor de mp3 o ver videos en Youtube.
– La revisión de las sanciones aplicadas a las infracciones al derecho de autor, que en la actualidad son de tipo penal, cuando en todo caso apenas se estarían afectando intereses comerciales, que son competencia del ámbito civil.
– La libre disponibilidad de obras financiadas con fondos públicos, basada en el principio fundamental de que el contribuyente no debe pagar dos veces por lo mismo.
– La regulación, fiscalización y democratización de las entidades de gestión colectiva de derechos de autor.
– La búsqueda de alternativas al dominio público pago, el cual, tal como se encuentra planteado en el régimen actual, constituye un fuerte límite al acceso a bienes culturales.
El equilibrio, para nosotros los bibliotecólogos, es, entre el derecho o defensa del autor intelectual de la obra, y el derecho de todos los usuarios en adquirir los contenidos (literarios, científico-técnicos, etc.) LA VERDAD, y no se dice, es que el que más reclama, cuida y empuja, no es el autor, sino EL EDITOR, quien realmente «hace su negocio». Habría que empezar por reconocer y decir las verdades. Tampoco estoy de acuerdo en los «derechos hereditarios». El derecho es del autor, y muerto éste, «que los familiares y deudos salgan a trabajar». Las bibliotecas y toda la información posible, deben estar al servicio del pueblo, sin restricciones.
Los bibliotecólogos, por otra parte, siempre defenderemos el uso del libro y el documento original, pero en su ausencia, y en los casos en que este se encuentre fuera de mercado, creo en el derecho de la reproducción y fotocopiado (no la re comercialización y venta) poniendo el material a disposición gratuita de los usuarios. El tema NO ES DIFICIL. Difícil lo hacen quienes no tienen intereses que favorezcan en el desarrollo cultural de los pueblos.-